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viernes, 4 de julio de 2014
Testimoniales de familiares de personas fallecidas en accidentes viales y de personas lesionadas.
Con el objetivo de concientizarte y sensibilizarte sobre los accidentes viales, te estaré presentando testimoniales de familiares de personas fallecidas en accidentes viales y de personas lesionadas de un libro llamado "Rostros" elaborado por la Secretaria de Salud y el Centro Nacional de Prevención de Accidentes México.
Te presento el primero testimonial:
Daniel Uribe Almada.
Fallecido en la carretera Tepoztlán/Cuernavaca.
"Había arena en la carretera, el auto de Daniel derrapó y mi hijo salió disparado por la ventana. Golpeó su cabeza contra unas rocas".
El recuerdo es vívido. Cada detalle sigue presente en mi memoria.
Daniel quería hacerle un regalo a su novia y decidió ir al centro comercial. No tenía permiso para sacar el coche del fraccionamiento donde vivimos, pero como estaba con dos amigos se dio ánimo y tomó el coche sin medir las consecuencias. Sus amigos cuentan que de regreso a casa, Daniel golpeó sin querer un coche blanco, y llenos de susto los tres chicos quisieron escapar. El coche los persiguió… Había arena en la carretera, el auto de Daniel derrapó y mi hijo salió disparado por la ventana. Golpeó su cabeza contra unas rocas.
Yo también había ido al centro comercial porque mi hija me había pedido que la llevara a tomar un helado. Cuando regresamos, la mamá de Salvador -uno de los chicos que estaban con Daniel- charlaba con mi otro hijo. Me pareció extraño y me acerqué. Salvador le había llamado por teléfono para avisarle que habían tenido un accidente en la carretera libre de Tepoztlán a Cuernavaca. Llamé al papá de Daniel y fuimos a buscarlo.
Cerca de Tepoztlán encontramos a Salvador sobre una ambulancia. Nos dijo que a los otros dos jóvenes los habían llevado al Hospital General de Cuernavaca.
Al llegar encontramos al tercer amigo. Estaba bien pero muy asustado por el estado de Daniel. Pude ver a mi hijo cuando ya había caído en coma.
Murió a los seis días, en mis brazos y en los de su padre. Todos sus familiares y amigos estuvieron en el hospital acompañándolo. Muchos de ellos pasaron ahí todo ese tiempo. En la funeraria lo esperaban sus amigos. Todos llevaban puesta una playera amarilla en su honor, pues él había dicho una vez -en esas pláticas de jóvenes- que si alguna vez moría quería que estuvieran contentos y se vistieran de amarillo. De los dos deseos sólo pudieron cumplirle el segundo. Llevaban una playera autografiada por todos para mi hijo. Fue la que se llevó puesta a su tumba.
Cuando pusimos las flores sobre su cadáver, llegó un colibrí.
Hijo, te llevo dentro de mi alma, estás conmigo en cada respiración…
Luisa Elisa Almada Wright
Madre
#Testimonialdeaccidentevial
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